La Unión Europea es un instrumento, no un fin en sí mismo. Como tal, debe servir para conseguir un objetivo: el mejor desarrollo humano integral posible de los ciudadanos. Para ello es fundamental que la Unión Europea se dote de una Constitución que posibilite la unión política y social, y que la permita operar como un poder global independiente, con estructuras democráticas que garanticen que la soberanía europea resida en sus ciudadanos y con un modelo social que asegure la cohesión interna.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados