La hegemonía del partido moderado entre 1844 y 1854 no sólo supone el ejercicio del poder por el ala más conservadora del liberalismo y la institucionalización del papel político de los militares, sino el protagonismo de la burguesía acomodada, enriquecida por la desamortización, que se vincula con un sector de la aristocracia orientado a las "virtudes burguesas" de los negocios. Tanto la nueva Constitución de 1845 como la Ley Electoral de 1846 (que permitía votar sólo al uno por ciento de la población) llevaron la experiencia muy a la derecha del espectro político, excluyendo a la pequeña burguesía, que desempeñaba un papel movilizador de los sectores populares.
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