El proceso de globalización está creando grandes desequilibrios tanto entre los Estados como dentro de ellos. Es un sistema que provoca la necesidad de interdependencia de todos, pero sin compartir un horizonte común hacia el que caminar. Más bien al contrario, aquellos que ostentan la fuerza económica y militar caminan atendiendo a sus propios intereses y obligan a los demás a participar en esta globalización según sus reglas. La consecuencia más inmediata es la pérdida de capacidad política y de decisión de los Estados y de las Organizaciones Internacionales, en beneficio de los intereses económicos de aquellos que manejan los hilos del mercado global
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